by Luciana Urtiga |
Un populista haría la siguiente lectura del éxito de Sánchez. Para empezar, supo marcar el campo político a partir de una escisión maniquea entre un “nosotros”, las buenas bases, y un “ellos”, el aparato sistémico, señalando así a un adversario al que sintonizó con el verdadero antagonista, el PP. Acertó, como se ve, en la “construcción discursiva del enemigo” (Laclau). Entre otras cosas porque supo ocupar dos significantes vacíos: “izquierda” y “democracia de partido”. Como diría Laclau, muchos de estos significantes evocan también una “ausencia”, una realidad todavía irrealizada y que aspira a ser consumada. Frente al frío pragmatismo de los del otro lado, la cálida proximidad hacia los anhelos no satisfechos; indignación hacia el enemigo, esperanza para los próximos: el perfecto mix emocional.
Fernando Vallespín, Pedro Sánchez y el populismo, El País 26/05/2017 [elpais.com]