Jardines de Villa Medici by Velázquez |
Es más que posible que, cuando Hobbespone del lado de la “naturaleza” (…) todas esas “realidades sociológicas” que sus oponentes le acusan de haber groseramente olvidado o pasado por alto, esté dibujando con un trazo firme y “del natural”, como Velázquez cuando pintaba los jardines de la Villa Medici, la emergencia incontestable de los tiempos modernos.
Del mismo modo que los individuos hobbesianos están liberados de cualquier identidad específica y pueden ser llenados con cualquier clase de rasgos, las horas del tiempo moderno pueden ser liberadas de las “tareas” del tiempo antiguo. Y es también muy verosímil pensar que sin esta corriente de “descualificación” que atraviesa la formación del tiempo antiguo, Y es también muy verosímil pensar que sin esta corriente de “descualificación” que atraviesa la formación del tiempo moderno no hubieran sido siquiera pensables ninguna clase de “revoluciones”, incluidas la americana, la francesa y la inglesa, de la que Hobbes fue contemporáneo y testigo; y que es de la necesidad de comprender esta perturbación histórica de donde extrae sus conceptos filosóficos-políticos.
Quizá el desarraigo al que Hobbessomete a los hombres que protagonizan su “estado de naturaleza” es, antes que una fantasía útil que a tantos horroriza por sus consecuencias morales, la realidad misma de lo que estaba sucediendo en Europa al mismo tiempo que las mentadas e interminables guerras dinásticas creaban una situación política insostenible (una guerra declarada o larvada que, como la de los “lobos” de Hobbes, no cesa nunca, y en la que sólo se pueden señalar armisticios, treguas o aplazamientos y ceses de las hostilidades, pero nunca un verdadero tratado de paz que le ponga fin, ya que los “perjudicados” de los que hablaba Nietzscheaguardan siempre su turno para vengar las ofensas recibidas y tomarse la revancha). ¿Qué otra cosa, si no es precisamente esa “descualificación” generalizada de los hombres, podrá terminar haciendo posible, no solamente el “Estado de derecho”, sino la Declaración Universal de Derechos del Hombre y la emergencia de las Ciencias Humanas, dado que ambas tienen como presupuesto a ese Hombre enteramente descualificado, único a quien puede aplicarse propiamente el calificativo de “ciudadano”.
Política sin amigos
José Luis Pardo, Estudios del malestar. Políticas de la autenticidad en las sociedades contemporáneas, Anagrama, Barcelona 2016