Escrito por Luis Roca Jusmet
Repasando el que me sigue pareciendo el mejor libro de Zizek,
Mirando al sesgo, me llama la atención un comentario suyo sobre esta paradójica expresión lacaniana que dice que hay que apostar por lo peor. Zizek dice que uno de los sentidos podría ser lo que dice Churchill sobre la democracia. Acepta que se le pueden hacer todas las críticas que queramos, que nos llevarían a pensar que es el peor sistema político. Pero que si la comparamos con las otras vemos que todavía tienen más inconvenientes, lo cual nos lleva a apostar por ella. La paradoja es que si la miramos por sí misma es la peor pero si la comparamos con las otras es la mejor de las peores. Peores dice Zizek por la lógica lacaniana del no-todo que quiere decir que falta la buena. En mi caso he aplicado el mismo planteamiento al apostar por el PSC-PSOE. Asumo todas las críticas que he hecho a esto partido durante décadas. En este sentido sería la peor opción. Pero si la comparo con las otras me parecen aún peores. Y el no-todo es que no existe la buena, ni seguramente existirá. El tiempo me ha vuelto escéptico respecto al ser humano y la política. Pero no quiero que esto desemboque en el cinismo: todo es igual y hay que aprovecharse lo que se pueda. No no es esto, porque aunque no existe lo bueno existe los matices de lo malo. Y si no existe lo bueno es porque los humanos formulamos ideales difícilmente alcanzables. Pero que son necesarios porque marcan el sistema de valoración. La emancipación humana es un ideal de alcanzar una dignidad ética, moral, política y material para todos. La declaración universal de derechos humanos es una referencia ideal que nos permite calibrar el grado de imperfección moral de cada humano y político de cada sociedad. La opción alternativa a este apostar por lo peor es doble : la ilusión o el alma bella. La ilusión ya la denunció el propio Freud como la proyección de un deseo imaginario. Las consecuencias de llevar a la práctica los proyectos de una sociedad perfecta ya los conocemos: el sueño se transforma siempre en pesadilla. La opción del "alma bella" la denunció Hegel: trata de aquel que denuncia la situación de la que vive sin hacer nada para cambiarla. Es el que no se moja nunca a nivel concreto, el que no se mancha las manos.
Zizek siempre ha denunciado la posición del "alma bella". Siempre apuesta por lo peor. A veces se le critica no mantener una posición política coherente. Pero quizás su posición es la más consecuente. Criticar todo lo que critica a la izquierda, en todas sus manifestaciones. No ceder en la crítica porque hay que ver las contradicciones, las limitaciones de las diferentes opciones. Pero no para buscar lo bueno, porque lo bueno no existe. Lo bueno es la idealización, la ilusión y esto es lo que no existe en el mundo real por la imperfección de lo humano. Imperfección, por supuesto, en la medida que no se adapta a nuestro modelo. Somos lo que somos y como decía Spinoza el hombre se mueven por sus pasiones, no por su razón y este es un principio del que hay que partir en política.
Para mí
Podemos y el nacionalismo son las dos vertientes de esta ilusión. Por esto apuesto por lo peor, por un partido socialdemócrata, con múltiples derivas pero que puede ser hoy el único capaz de oponerse a los proyectos ilusorios de todo tipo ( los populismos de todo tipo y los nacionalismos) sin caer en la opción neoconservadora en lo social y neoliberal en lo económico. No es mucho, pero tampoco es poco.
Como filósofos hemos de ser críticos y como ciudadanos hemos de apostar por la mejor opción posible. No por lo más correcto sino por lo más adecuado. Este era también un matiz que señalaba un sbaio escéptico, Baltasar Gracián, del que hoy podemos aprender mucho. Como de todo sabio que se mueve en un cierto escepticismo que no le hace caer en el oportunismo o en el cinismo. o en nuevas ilusiones, claro, como los izquierdistas que se pasan a las ilusiones nacionalistas o neoliberales, como bien he conocido en antiguos ex-camaradas.
Evidentemente este "apostar por lo peor" no quiere decir, y mucho menos para Zizek, apostar por lo conservador. Apostar por lo peor puede ser, a veces, apostar por lo imposible como dice cuando se refiere a Lenin. Lo imposible desde las coordenadas del poder establecido claro. La apuesta, ya lo sabemos, implica un riesgo. Este apostar por lo peor no es, por tanto, apostar por lo menos arriesgado. Es apostar por lo que tiene, en cada momento, mejores consecuencias políticas. Siempre, claro, desde la óptica de la izquierda, que es la de la emancipación universal de hombres y mujeres." Apostar por lo peor" quiere decir también, en contadas ocasiones, apostar por la violencia cuando no hay otra salida. No hay fórmulas porque no hay un Otro que fundamente nuestras apuestas. Los dioses han muerto.