Don Gumersindo de Azcárate, comentando el libro Monarchy and Democracy, del Duque de Somerset (1880), escribe estas inquietantes líneas, que se supone que resumen la opinión del Duque:
"La educación es una carga nacional y un deber del Estado. Tocqueville llamaba la atención sobre este punto importante para apartar los peligros que traería de otro modo el triunfo de la democracia, y bajo el gobierno de Luis Felipe se estableció un sistema de educación nacional de que se prometía Cousin maravillosos resultados (...).
Pero en Francia no se produjeron los beneficiosos efectos anunciados: no sirvió la educación para disipar ilusiones populares, ni para asegurar el orden (...). ¿Es que el sistema de educación es deficiente, o es que hay otras causas que neutralizan sus buenos efectos? Si el pueblo francés ha aprendido moderación, lo debe, no a la enseñanza de la escuela, sino a los desastres de la guerra y a las tristes consecuencias de las derrotas.
¿Ha producido la educación en Alemania la tranquilidad y el contento social? (...) ¿Ha sido una panacea para los males sociales de los Estados Unidos? Según un escritor americano, las nueve décimas partes de los jóvenes encerrados en las penitenciarías han asistido a escuelas: 'nuestros hijos, dice, tienen su pobre cerebro lleno de toda especie de cosas (...), pero no hay sitio en él para las verdades más sencillas del honor, del deber, de la moralidad."
Gumersindo de Azcárate, Resúmenes y juicios críticos, 1883