Imaginemos que reúno en un conjunto -llamémosle C- todas y cada una de las cosas que tienen nombre. ¿No estoy inmediatamente dando nombre a lo que queda fuera de ese conjunto, puesto que lo innominado es no-C? Llevo un buen rato con esta paradoja. Pensé en ella por primera vez el domingo, mientras hacía un puré de calabacín (aceite, ajo, cebolla, calabacín, agua hirviendo y... una porción de quesito por calabacín, etc). Después me olvidé de ella pero hoy, acabando con los restos del puré, he visto el plato como el conjunto C. Y aquí me tienen, matando moscas con el rabo.