a ver por qué no he escrito un artículo sobre lo sucedido en Francia. Le respondo que no necesitamos filosofía para distinguir entre buenos y malos. Ni para saber que si te atacan tienes que defenderte. Ni para comprender que la primera obligación de una comunidad es garantizar su continuidad en el tiempo. Y, desde luego, no deberíamos necesitarla para conocer la importancia de preservar el valor de lo nuestro.
Si la claridad sobre todas estas cosas no nos la proporciona la política, entonces estamos perdidos, porque, honestamente, no podemos pedirle tanto a la filosofía.
Por eso me he limitado a colocar la bandera francesa en este blog.