BLOCS DE FILOSOFIA » noviembre 12, 2016

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(8 sin leer)

noviembre 12, 2016
23:47
Concepte de "llibertat negativa".
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forges
Normalmente se dice que yo soy libre en la medida en que ningún hombre ni ningún grupo de hombres interfieren en mi actividad. En este sentido la libertad política es, simplemente, el ámbito en que un hombre puede actuar sin ser obstaculizado por otros. Yo no soy libre en la medida en que otros me impiden hacer lo que yo podría hacer si no me lo impidieran; y si, a consecuencia de lo que me hagan otros hombres, este ámbito de mi actividad se contrae hasta un cierto límite mínimo, puede decirse que estoy coaccionado o, quizá, oprimido. Sin embargo, el término coacción no se aplica a toda forma de incapacidad. Si yo digo que no puedo saltar más de diez metros, o que no puedo leer porque estoy ciego, o que no puedo entender las páginas más oscuras de Hegel, sería una excentricidad decir que, en estos sentidos, estoy oprimido o coaccionado. La coacción implica la intervención deliberada de otros seres humanos dentro del ámbito en que yo podría actuar si no intervinieran. Sólo se carece de libertad política si algunos seres humanos le impiden a uno conseguir un fin. La mera incapacidad de conseguir un fin no es falta de libertad política. (...) Ser libre en este sentido quiere decir para mí que otros no se interpongan en mi actividad. Cuanto más extenso sea el ámbito de esta ausencia de interposición, más amplia es mi libertad.
Isaiah Berlin, Dos conceptos de libertad
13:02
Els dos sentits de la paraula llibertat (Isaiah Berlin).
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Coaccionar a un hombre es privarle de la libertad: libertad, ¿de qué? Casi todos los moralistas que ha habido en la historia de la humanidad han ensalzado la libertad. Igual que la felicidad y la bondad, y que la naturaleza y la realidad, el significado de este término se presta a tantas posibilidades que parece que haya pocas interpretaciones que no le convengan. No pretendo comentar la historia ni los muchísimos sentidos que de esta palabra han sido consignados por los historiadores de las ideas. Propongo examinar nada más que dos de los sentidos que tiene esta palabra, sentidos que son, sin embargo, fundamentales; que tienen a sus espaldas una gran parte de la historia de la humanidad y, me atrevería a decir, que la van a seguir teniendo. El primero de estos sentidos que tienen en política las palabras freedom o liberty (libertad) —que emplearé con el mismo significado— y que, siguiendo muchos precedentes, llamaré su sentido «negativo», es el que está implicado en la respuesta que contesta a la pregunta «cuál es el ámbito en que al sujeto — una persona o un grupo de personas— se le deja o se le debe dejar hacer o ser lo que es capaz de hacer o ser, sin que en ello interfieran otras personas». El segundo sentido, que llamaré positivo, es el que está implicado en la respuesta que contesta a la pregunta de «qué o quién es la causa de control o interferencia que puede determinar que alguien haga o sea una cosa u otra». Estas dos cuestiones son claramente diferentes incluso aunque las soluciones que se den a ellas puedan mezclarse mutuamente.
Isaiah Berlin, Dos conceptos de libertad
12:55
Les idees i la política (Isaiah Berlin).
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Cuando se está de acuerdo en los fines, los únicos problemas que quedan son los de los medios, y éstos no son políticos, sino técnicos; es decir, capaces de ser resueltos por los expertos o por las máquinas, al igual que las discusiones que se producen entre los ingenieros o los médicos. Es por esto por lo que aquellos que ponen su fe en algún inmenso fenómeno que transformará el mundo, como el triunfo final de la razón o la revolución proletaria, tienen que creer que todos los problemas morales y políticos pueden ser transformados en problemas tecnológicos. Este es el significado que tiene la famosa frase de Saint-Simon sobre «la sustitución del gobierno de personas por la administración de cosas», y las profecías marxistas sobre la supresión del Estado y el comienzo de la verdadera historia de la humanidad. Esta concepción es llamada utópica por aquellos que consideran que especular sobre esta condición de perfecta armonía social es un juego de ociosa fantasía. Sin embargo, quizá se pudiera perdonar a algún marciano que viniera a ver hoy día cualquier universidad británica —o americana— y defendiese la impresión de que sus profesores y alumnos vivían en una realidad muy parecida a esa situación inocente e idílica, a pesar de toda la seria atención que los filósofos profesionales prestan a los problemas fundamentales de la política.
Sin embargo, esto es sorprendente y peligroso. Sorprendente, porque quizá no haya habido ninguna época de la historia moderna en que tantos seres humanos, tanto en Oriente como en Occidente, hayan tenido sus ideas y, por supuesto, sus vidas tan profundamente alteradas, y en algunos casos violentamente trastornadas, por doctrinas sociales y políticas sostenidas con tanto fanatismo. Peligroso, porque cuando las ideas son descuidadas por los que debieran preocuparse de ellas -es decir, por lo que han sido educados para pensar críticamente sobre ideas-, éstas adquieren a veces un carácter incontrolado y un poder irresistible sobre multitudes de seres humanos que pueden hacerse demasiado violentos para ser afectados por la crítica de la razón. Hace más de cien años el poeta alemán Heine advirtió a los franceses que no subestimaran el poder de las ideas; los conceptos filosóficos criados en la quietud del cuarto de estudio de un profesor podían destruir una civilización. El hablaba de la Crítica de la razón pura, de Kant, como la espada con que había sido decapitado el deísmo europeo; describía a las obras de Rousseau como el arma ensangrentada que, en manos de Robespierre, había destruido el antiguo régimen, y profetizaba que la fe romántica de Fichte y de Schelling se volvería un día contra la cultura liberal de Occidente. Los hechos no han desmentido por completo esta predicción; pero si los profesores pueden ejercer verdaderamente este poder fatal, ¿no es posible que sólo otros profesores, o por lo menos otros pensadores (y no los gobiernos o los comités de congresos), sean los únicos que puedan desarmarles?
Es extraño que nuestros filósofos no parezcan estar enterados de estos efectos devastadores de sus actividades. Puede ser que, intoxicados por sus magníficos logros en ámbitos más abstractos, los mejores de ellos miren con desdén a un campo en el que es menos probable que se hagan descubrimientos radicales y sea recompensado el talento empleado en hacer minuciosos análisis. Sin embargo, a pesar de todos los esfuerzos que, llevados por una ciega pedantería escolástica, se han hecho para separarlas, la política ha seguido estando entremezclada con todas las demás formas de la investigación filosófica. Descuidar el campo del pensamiento político porque su objeto inestable, de aristas confusas, no puede ser atrapado por los conceptos fijos, los modelos abstractos y los finos instrumentos que son apropiados para la lógica o el análisis lingüístico —pedir una unidad de método en Filosofía y rechazar todo lo que el método no pueda; manejar con éxito— no es más que permitirse el quedar a merced de creencias políticas primitivas que no han tenido ninguna crítica. Un materialismo histórico muy vulgar es el que niega el poder de las ideas y dice que los ideales no son más que intereses materiales disfrazados. Puede ser que las ideas políticas sean algo muerto si no cuentan con la presión de las fuerzas sociales, pero lo que es cierto es que estas fuerzas son ciegas y carecen de dirección si no se revisten de ideas. (...)
Las palabras, las ideas y los actos políticos no son inteligibles sino en el contexto de las cuestiones que dividen a los hombres, a los que pertenecen dichas palabras, ideas y actos. Por consiguiente, es muy probable que nuestras propias actitudes y actividades queden oscuras para nosotros, a no ser que entendamos las cuestiones dominantes de nuestro propio mundo. La mayor de éstas es la guerra declarada que se está llevando a cabo entre dos sistemas de ideas que dan respuestas diferentes y antagónicas a lo que ha sido desde hace mucho tiempo el problema central de la política: el problema de la obediencia y de la coacción. «¿Por qué debo yo (o cualquiera) obedecer a otra persona?» «¿Por qué no vivir como quiera?» «¿Tengo que obedecer?» «Si no obedezco, ¿puedo ser coaccionado? ¿Por quién, hasta qué punto, en nombre de qué y con motivo de qué?»
Hoy día se sostienen en el mundo ideas opuestas acerca de las respuestas que se dan a la pregunta de cuáles sean los límites que pueden permitirse a la coacción, pretendiendo contar cada una de estas respuestas con la lealtad de un gran número de hombres. Por tanto, me parece que merece la pena examinar todos los aspectos de esta cuestión.
Isaiah Berlin, Dos conceptos de libertad
Esta conferencia fue dada como «Inaugural lecture» en la Universidad de Oxford el 31 de octubre de 1958, y publicada ese mismo año por la Clarendon Press.
12:31
Els diners i els autèntics materialistes.
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El Roto
Según Maurice Baring, un escritor amigo de Chesterton, “para saber lo que Dios piensa del dinero no hay más que fijarse en a quién se lo da”. Donald Trump es la mejor ilustración de esta teología económica. El dinero, medio indispensable para el intercambio social, puede ser absolutizado por el deseo como finalidad vital y en ese punto convertirse en droga ponzoñosa. Lo mismo le ocurre al sexo, otro medio que tiende a inflarse en fin. Esa droga es del tipo de la que bebía el doctor Jekyll para convertirse en Hyde: transforma al que la toma en homúnculo procaz y deforme, capaz de atropellar a quien se le cruce en el camino, aunque sea una niña desvalida. Sus adictos nos suelen producir más repugnancia que compasión, aunque en puridad también la merecen. Pero ¿cómo compadecer a Trump, ese payaso siniestro, o a la caterva de felones que vemos en el banquillo por las causas de corrupción? Pero también la envidia envenena. Incluso entre quienes van a insultarles a la puerta del juzgado sospecho que hay más de un indignado no tanto por la sucia rapiña sino porque sea otro quien haya tenido la ocasión de forrarse sin trabas como él mismo sueña... De la envidia a la admiración: ¡el millonario presidente!
Y frente a los poseídos por esa ilusión intangible (nada menos material que el dinero, Schopenhauer lo llamó “felicidad abstracta”), los auténticos materialistas buscan las riquezas verdaderamente indispensables. Las descubrieron sea al verse desposeídos por la catástrofe de comida, agua, cobijo, familiares o medicinas, como en Haití, en Alepo, etcétera... sea guiados por la razón y el sentimiento hacia los bienes que valen más allá de las tarifas bancarias: arte, amistad, conocimiento, amor. Aunque por mucho que intentemos prevenirnos del contagio, de vez en cuando todos somos intoxicados.
Fernando Savater, Dinero, El País 12/11/2016
12:20
Only made in USA.
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Charles Darwin escribió que el día que dejemos de buscar monstruos bajo nuestra almohada, nos daremos cuenta de que están en nuestro interior. Lástima que los votantes de Donald Trump no hagan ni puñetero caso a Darwin.
Haciendo comparaciones y buscando similitudes con la victoria de Donald Trump, quizás su éxito reside en que la mitad de Estados Unidos siente que está acechada por enemigos, principalmente musulmanes y latinos. E importa poco si es verdad o no, el caso es que así lo se sienten o se lo han hecho creer.
Existe un antecedente similar que viví en primera persona en la primera campaña presidencial en 1992 de un personaje llamado Ross Perot, un multimillonario ultraconservador cuya propuesta más famosa fue la de que el ejercito saliera a las calles para proteger a los ciudadanos de los delincuentes. No era republicano ni demócrata pero consiguió un 19% de los votos totales de los norteamericanos. Un resultado espectacular para un sistema en el que se llevan alternando dos partidos desde su fundación.
Yo estudiaba en Estados Unidos el equivalente al 3º de B.U.P en España. Viví durante meses una familia protestante metodista que vivía en mitad de un bosque perdido en el condado de Banks (Georgia). Yo no encajaba muy bien en aquella sociedad porque no siento admiración por los deportistas, las banderas ni los metodistas. Pero para más narices, ya fumaba con 15 años y eso era como estar aliado con el demonio.
Así que debo admitir que no era muy popular en el Instituto, sino más bien todo lo contrario. El caso es que aquel rechazo provocó que mis amigos fueran latinos y negros pero principalmente hijos de obreros que vivían en casas portátiles o mobile homes. Todos y cada uno de ellos carecían de expectativas e ilusiones sobre su futuro más allá de sobrevivir y emborracharse. Eran familias desestructuradas, algunos incluso con casos de suicidio mediante tiros en la boca para quitarse de enmedio.
En mi pueblo existía aún el Ku-Ku Klan. No iban a caballo ni escondían sus caras con tenebrosos capirotes pero estaban constituidos como asociación o club y hasta tenían un local en la recta del pueblo. Solo los chicos de color del equipo de fútbol gozaban de un ligero respeto, aunque limitado.
El caso es que aquellos chicos marginados que eran despreciados por la escuela, que en las localidades pequeñas Estados Unidos son el epicentro de la vida social y cultural, me confesaron que su voto iría a parar al reaccionario Ross Perot. Yo no sabía bien de quién me hablaban pero sí sentía su frustración y ganas de expresar rechazo.
Ahora entiendo que aquella papeleta simboliza algo similar para los actuales seguidores de Trump: un voto de castigo a los poderes o élites políticas. Una señal de cansancio acompañada de una contradicción que debe anular el inconsciente porque ambos son multimillonarios y poderosos también. Tampoco hablan de inversión en seguridad social ni de relajar las leyes que tienen abarrotadas las cárceles de personas como aquellos que fueron mis amigos en la conservadora Georgia.
Lo que Trump hace muy bien, según mi experiencia, es hacer aflorar las emociones más ancestrales del ser humano: el deseo de pertenencia a una tribu, la cohesión del grupo, la unión frente al enemigo y el miedo a lo desconocido. Gran experto en activar esas zonas del cerebro donde habitan el miedo y el rechazo a lo diferente. Porque para los votantes masivos de Trump, todo lo que no sea made in usa es una amenaza.
Pablo Herreros, El voto a Trump visto por un adolescente con acné, Yo, mono 12/11/2016
12:12
Filosofia i política.
» ‎ La pitxa un lio

No hay que esperar ni que los reyes se hagan filósofos ni que los filósofos sean reyes. Tampoco hay que desearlo; la posesión de la fuerza perjudica inevitablemente al libre ejercicio de la razón.
Immanuel Kant, La paz perpetua

11:24
MI TIERNO PSICOANÁLISIS 2 .
» ‎ ESTÈTICA DE L'EXISTÈNCIA.

En el mundo del psicoanálisis existen muchas direcciones y una de ellas es encontrar referentes en el cine o la literatura. "Psiquiatras de celuloide" escrito por Anacleto Ferrer, Xavier Garcia , Bernardo Lerma y Cándido Polo pubicado en Valencia en el 2006 se nos hace un recorrido por psiquiatría, manicomios, diván de los pobres, neuroimagen cerebral , .... Otro de los libros que hacen referencia a cine y psicoanálisis es el de Slavoj Zízek "Goza tu síntoma" Jaques Lacan dentro y fuera de HOllywood donde hace un recorrido por los temas de este autor como carta, mujer, repetición, falo, padre.
Quisiera centrarme en el tema de la mujer presentado por ambos libros y situado en el psicoanálisis.

Lacan presenta la mujer como un síntoma del hombre. Rossellini pensaba en Ingrid Berman. Antes de su idilio le escribe una carta claramente transferencial , empezaba alguna cosa.

A veces las cartas hablan por si solas , transfieren nuestra cantidad de deseos, decisiones, emociones ... En estas la visibilidad y la invisibilidad de quien escribe y quien lee permanencen alejadas de un encuentro directo entre los ojos de ambos. Sin embargo hay voluntad de mirada. Escribir una carta a tu amiga invisible para hablarle de quien pudiera aproximarse a la vida compartida delata claramente. Sin embargo a menudo como la historia de Rossellini todavía no había conociemiento propiamente dicho, como la del amigo invisible que desconoce la destinataria. Ingrid llegó a ofrecerse para que este director puediera alcanzar el éxito. Una carta puede demostrar la voluntad de la felicidad plena del invisible.
La carta puede perderse y de hecho la historia de ellos dos casi se encontró precisamente con una carta que costo que llegara a su destino... Curiosamente en la película de Rossellini "Roma ciudad abierta " los personajes una lesbiana y un nazi tienen el nombre de Ingrid y Bermann . ¿Lo había soñado ?
La intrusión de Ingrid Bergmann en la vida de este director empezó como si se tratara de una irrupción simbòlica donde sueño y pérdida de la carta hasta encontrarla pudieran coincidir.
El núcleo mismo del psicoanálisis se situa en la dimensión del lenguaje como acto de habla , como talking cure , con la intención de alcanzar y transformar la realidad en síntoma a través de nuestras palabras, sin ir al cuerpo. ¿Qué decimos cuando decimos, que nos contamos cuando contamos ? Lacan en su idea de orden simbólico autónomo empezó a generar una cierta teoría sobre estos actos del habla. Decir "Eres mi princesa" según esto que decimos seria aseverar aquello que el sujeto que es dictado o referido se reconoce y se convierte en las palabras que se hablan. O sea hay una transformación desde el lugar mismo desde el cual el sujeto habla. Eso seria el efecto de verdad, cuando contamos algo extraemos del mundo de la represión y lo situamos en el conocimiento , para que el simbolismo determinará el autoconocimiento presente. Algo ha cambiado.
En la carta enviada se convierte el deseo de agradar al otro en algo que situado en el presente determinará la posición de ambos quien escribe y quien lee.
Rossellini en todas sus obras como "Alemania , año cero" o " Europa , 51 " trata dialécticamente este papel entre la palabra, el acto entre pasado y presente. Sin embargo a veces hay más verdad en la máscara precisamente por permanecer oculto ,...la máscara és más que una máscara, lo que efectivamente nos delata es nuestra distancia interior en relación con esa máscara que usamos. ¿Quien no propone un personaje para interpretarse escondiendose en este y así puede alejarse de su propio yo. Ese papel social que tenemos nunca será lo mismo que nuestro verdadero yo oculto bajo esta máscara. El camino viene del exterior hacia el interior para encontrarnos con nosotros mismos. Ese actor que nos hace sobreactuar permite creernos eso que pretendemos ser. Si uno quiere sentir que su vida le resulta insulsa, aburrida, absurda y inapetente puede irse en busca de la ruta o la senda para dejar (así lo cree) de fingir lo que es. Precisamente esta direccionalidad de pensar que lo que hacemos sólo es un movimiento en nuestras acciones , y que lo verdadero esta en esta postura que tomamos cuando actuamos es erróneo. ¿Por qué ?

En "Europa 51" un matrimonio burgúes con un único hijo al que idolatra se le presenta una experiencia traumática que marcará todas sus vidas. La muerte del hijo. ¿Hay posibilidad de redención, de sentimiento de exculpación por la muerte del hijo , de la pérdida de esa relación ? En la película de Lars Von Trien "Anticristo" también hay esta idea de la pérdida del hijo todavía más evidente. En Rossellini el hijo se suicida por sentirse desatendido por una madre preocupada por su vida social. Irene siente la culpa . Allí empieza un camino de sacrificio, de expiación , de liberación. Irene se vuelca en ayudar a los otros, a los necesitados, a los comunistas de barrios obreros, y se disuelve en estos lugares como trabajadora de una fábrica..luego la iglesia como refúgio pero sin éxito. Incluso en una situación de aconsejar a un delincuente a entregarse a la policia , fracasa. ..finalmente la sociedad la encierra en un psiquiatrico. La familia la acaba abandoncando como loca o demente. .. El final presenta una escena evangélica : ella encerrada en una celda mientras los pobres a quien ayudó la veneran como si se tratara de una santa. ¿Pero quiere realmente expiar su culpa ? ¿Se trata más bien de una huida o de un encuentro ? Una culpa auténtica y verdadera , o una máscara que se separa de la autenticidad misma ?

Siempre el significado busca el significado para transmitirlo. Esta claro que de la claridad nada encontramos , lo que realmente llega al conocimiento es la oscuridad. La necesidad afectiva de nuestros abrazos , besos y arrumacos es un hecho, por eso en nosotros esta una necesidad de encontrarnos con el cuerpo de los otros. Alguien me decía : " me enfadé con ella porqué mentía acerca de mi trabajo , sin embargo para solucionarlo ella se acercó a mi y empezó a masajearme la espalda como si no hubiera pasado nada, ..entonces me di cuenta que no soportaba ese juego de aproximación alejado de mi relación con esa persona del trabajo". Claro está que cuando nos interesa alguien intentamos que nos hagan caso, es un reclamo pero no siempre funciona sin un código donde los deseos del significante esten llenos de significado.
Esos códigos a menudo son sancionadores en tanto que dirigen el habla a un orden gramatical sobre la corrección de lo dicho. Le enviado un mensaje de disculpa sin embargo se trata de encontrar la palabra justa para que diga lo que debe decir . Decir "te quiero" puede producir el alejamiento y abandono de la otra persona. Se trata de encontrar ese código para enviar un mensaje donde se pueda producir una buena retroacción porque sinó siempre lo que hablamos nos cae fuera de nosotros mismos. Se trata de ser reconocido por el otro pero esto no sucede la mayoria de veces. La identidad no te la da el otro si no quiere por eso la importancia de tener conciencia de si , a partir del otro para esa identidad de lo que somos como sujetos.

En el psicoanálisis esta narrativa a veces nos desentiende más que otra cosa. Para saber donde a uno le gusta que le toquen habrá que ser tocado , territorializado , será la manera de alcanzar la conciencia de si mismo, pero a menudo se invierte el proceso. Así la dependencia del otro situa la demanda de uno en la necesidad de que el otro nos de significante..por eso nos encarcelamos en una libertad ausente frente al otro.

3:17
El record de Leonard Cohen
» ‎ telèmac

És la seva imatge icònica: el somriure obert i la mà dreta alçant lleugerament el barret, saludant respectuós el seu públic. Se l'ha fotografiat en aquesta posició innumerables vegades. Més que amb la mirada brillant, com el jove amb el pijama blanc i els cabells esbullats de les gires dels anys setanta, sempre recordarem l'ancià que somriu alçant lleugerament la mirada i amb la mà dreta posada al barret.

Vaig començar a sentir la música de Leonard Cohen el meu primer any d'universitat, quan tot just començava a deixar l'adolescència enrere. La primera vegada que havia llegit el seu nom va ser a la Banda Sonora de Shrek (i ara que ningú dissimuli: va ser l'inici per a molta gent de la meva generació). Per Nadal em van regalar una recopilació de tota la seva carrera, Leonard Cohen: The Essential, que en aquell moment cobria la seva producció musical des dels inicis fins a Ten New Songs (2001). Aquí és on em vaig aficionar al Cohen de manual, per dir-ho així, i vaig aprendre els seus temes més emblemàtics fins a fer-ne autèntics himnes de la meva vida. Amb el temps vaig començar a classificar-los en diferents tipus de Cohen, depenent del moment, dels arranjaments musicals i de les emocions desplegades en les seves lletres, i he de dir abans de començar que els quatre Cohens coexisteixen simultàniament en tots i cadascun dels moments de la seva carrera.

Per a mi existeix el Cohen idealista i folk de "Suzanne", "Bird on a Wire", "Sisters of Mercy", "Winter Lady" i "So long, Marianne" que són, potser, els caps de cartell indiscutible d'aquest Cohen més jove. També hi ha el Cohen del desig, el poeta profund, intimista i seductor de "Hallelujah", "A Thousand Kisses Deep", "Tower of Song", "I'm your man", "Waiting for the Miracle" i "Take this longing". El tercer Cohen és capaç de dir veritats com punys amb un to cínic i transcendental a la vegada, i demostra que un estil desenfadat i bandarra pot ser també extremadament acurat i precís: és el de "Everybody Knows", "The Future" o "Democracy" que, més que predir la caiguda de la societat occidental, descriuen la seva decadència com a tret essencial i intrínsec d'aquesta cultura. És per això que penso que les veritats que Cohen diu són més oraculars que no pas profètiques. És també l'estil de "First We Take Manhattan", amb el seu You loved me like a loser, but now you're worried that I just might win. El quart Cohen és místic i espiritual. És potser una de les veus que més ha fet per donar un cert sentit de transcendència a la cultura popular en els nostres dies. Li agradaria estimar el seu déu, o G-d, com ell preferiria que escrigués, amb un amor unitari, simple i pur, tot i que això no és possible en un món i una experiència existencial de divisió i de mort. Per això els seus himnes religiosos evoquen precisament això, el crit anguniós de l'existència i l'abandonament confiat, el salt al buit que representa la fe, i que retrata en temes com "If It Be Your Will", "The Guests", "Who by Fire", "Love Itself" o "Anthem", que ens va ensenyar que l'esquerda que hi ha en totes les coses és per on entra la llum.

Ara he de reconèixer la meva absoluta insatisfacció amb aquesta classificació. El Cohen espiritual i el Cohen bandarra travessen tota la seva obra indistintament. El Cohen narrador, idealista i folk dels primers temps retorna en les etapes posteriors una vegada i una altra. Si no, no es podria explicar un àlbum com Various Positions (1985), per exemple. I d'altra banda, també hi ha un Cohen inclassificable, que cau en totes les categories a la vegada o, potser, que les fa saltar totes pels aires d'un sol cop. On queden, doncs, "Night Comes On", que és una mena d'autobiografia enigmàtica, o "Dance Me to the End of Love", on trobarem potser les imatges més poderoses de tota la seva carrera, o "Famous Blue Raincoat", "The Stranger Song" o "The Gypsy's Wife", que són com petites novel·les condensades en uns pocs versos?

La visió sincrònica de la seva carrera no em va impedir aturar-me en alguns àlbums en particular, i percebre les particularitats del que s'esdevenia en cada moment de la seva trajectòria. Un petit tast dels meus àlbums preferits inclouria, per començar, Songs from a Room (1969), amb el to folk de la cançó protesta dels anys seixanta, i que criticava una generació d'adults que vivia a base de fagocitar els seus joves fent-los lluitar batalles que no eren seves, de la mateixa forma en què el patriarca bíblic fa l'intent de sacrificar el fill a "Song of Isaac", o el pare carnisser pretén guanyar el seu fill per a la causa a "The Butcher".

El següent que destacaria seria New Skin for the Old Ceremony (1974), potser un dels més estranys i inclassificables, en què Cohen comença a revisar la seva identitat jueva i la seva identificació amb l'exèrcit d'Israel, que va ser potser una de les parts més controvertides de la seva carrera. A "There is a War", la guerra és un estat mental generalitzat que amenaça amb eliminar tot tret individual, i amb "Lover Lover Lover" el D-- jueu esdevé problemàtic precisament per aquest motiu. També examina el seu rol com a artista i poeta, pronunciant la seva pròpia condemna amb "A Singer Must Die", i torna a explorar l'espai intimista de la relació amorosa amb el joc de miralls creat entre "Why Don't You Try" i "I Tried to Leave You". Entre la ira creixent del cantant folk, i l'espai intimista, encara hi ha lloc per al joc de contrastos de "Is This What You Wanted?" una cançó enganxosa fins a un punt quasi hipnòtic, la comparació més sòlida i gràfica de la qual és el seu You were Marlon Brando; I was Steve McQueen.

Els vuitanta veuen arribar Various Positions (1985), un àlbum que vaig traspaperar en un canvi d'ordinador, i que per aquest motiu vaig deixar d'escoltar durant uns quatre o cinc anys. Quan finalment el vaig recuperar, vaig recordar per què havia estat un dels meus preferits, i per què semblava seguir tan fresc com el primer dia de sentir-lo. Aquest disc potser recull aquesta part inclassificable i sempre sorprenent de Cohen. M'imagino l'impacte que devien causar "Hallelujah" o "If it be your will", o "Dance Me to the End of Love" quan es van sentir per primera vegada. Senzillament, Cohen estava creant un llenguatge nou. Sense desmerèixer el misteri malenconiós de "Coming Back to You", "Night Comes On", "Heart with no Companion" i "Hunter's Lullaby".

Ten New Songs (2001) va introduir un nou element a l'equació, el talent creatiu de Sharon Robinson, que va afegir un toc soul al Cohen del passat. La majoria de les peces ja havien estat publicades com a poemes amb anterioritat, i és per això que entre les lletres d'aquest disc hi ha joies com "In my Secret Life", "A Thousand Kisses Deep", "Here it is", o "Alexandra Leaving", que en aquest sentit són cançons on un s'hi pot perdre i, segons com, de les quals no s'arriba a tornar mai.

La sorpresa va arribar amb Dear Heather (2004), que va representar un retorn molt peculiar per part de Cohen. Era el primer disc en molt de temps que semblava animat, lleuger, fins i tot ens atreviríem a dir que semblava feliç. De vegades recorda el Cohen més psicodèlic dels anys setanta, amb arranjaments extravagants com els de "Undertow" o "Dear Heather", que sembla una parenta de la dama de l'hivern dels seixanta. En altres moments, com "The Letters" o "There for You" recorda més aquell Cohen més intimista de Ten New Songs. La varietat també inclou recitatius sobre fons electrònic i una versió del mític "Tenessee Waltz". A més, també hi apareix "The Faith", que comença a apuntar en la direcció de la reconciliació, el guariment, el desig d'absolut.

El cor unificat (o Unified Heart) a la portada de Dear Heather és un símbol jueu que Cohen va reproduir com a segell personal dels seus llibres i àlbums, però que no va inventar: dos cors invertits que formen un estel de David, i que representen una benedicció que el rabí pronuncia per acabar amb la desunió. Més que Dear Heather, però, l'àlbum de la reconciliació va ser finalment Old Ideas (2012), que juga amb aquest símbol una vegada i una altra: els oposats que es reconcilien o que s'estenen la mà per tal d'atrapar-se, tot i que mai no puguin arribar a unir-se del tot. Com passa amb "Come Healing": O troubled dust concealing an undivided love the heart beneath is teaching to the broken heart above. Podem trobar aquesta tensió d'oposats que es retroben en altres cançons de l'àlbum: Had to go crazy to love you ("Crazy"), I know you can't forgive me but forgive me anyhow ("Anyhow") o We find ourselves on different sides of a line that nobody drew ("Different Sides").

A Old Ideas també hi trobàvem l'inici del comiat, amb cançons com "Going Home", en què Cohen descriu la mort en termes càlids i familiars, o "Lullaby", que d'alguna forma començava ja a reconfortar-nos per la seva pèrdua: If your heart is torn I don't wonder why; if the night is long here's my lullaby. També hi havia el moment bíblic de "Show me the Place", tot i que també hi podíem trobar el Cohen de sempre, descarat i provocador, de "Darkness", o el to lleugerament pertorbador en la bellesa mística i profunda que desplega "Amen".

Entre l'àlbum de la reconciliació i el comiat definitiu hi va haver un producte estrany al mig: Popular Problems (2014). És un àlbum que conté algunes cançons que val la pena escoltar, però que potser no està a l'alçada ni del seu precursor ni del seu successor. El Cohen d'aquest disc torna a ser amargat i fosc, i posa en joc bàsicament el seu paper de perdedor de tota la vida. Tot i així, conté joies com "You Got Me Singing", "My oh My", "A Street", i també inclou una altra peça de temàtica bíblica, "Born in Chains", que, per sort, parla de l'alliberament i del pas del Mar Roig sense necessitat de matar l'enemic, sinó centrant-se més aviat en les emocions de l'individu en fer el gran pas.

Quan es va publicar You Want It Darker, encara no fa ni un mes, sabíem perfectament que era el disc de comiat. El que no sabíem és que ens hauríem d'acomiadar d'en Leonard tan aviat. Amb aquest últim àlbum Cohen va demostrar que es pot estar al final d'una vida, a les portes de la mort, i encara tenir coses noves a dir i resultar fresc com el primer dia. Quan escoltem aquest disc, hi veiem l'autor de "Suzanne" amb tota la marca de la casa, tot i que, aquí, els cors masculins de la sinagoga afegeixen un color a la música que no havíem sentit mai en el passat. Al primer tema, "You Want it Darker", el Cohen preparat per fer el gran pas es presenta més combatiu que mai: If you are the dealer, I'm out of the game; if you are the healer, I'm broken and lame. If thine is the glory, then mine must be the shame. You want it darker; we kill the flame. El seu Hineni resultaria una mica pertorbador, doncs, com a comiat, si no anés seguit per "Treaty", una cançó de reconciliació en què la reconciliació queda suspesa en termes ambigus, com passa amb la gran poesia. The poison enters into everything recorda inevitablement la paradoxa central d'"Anthem".

La resta de cançons del disc són totes brillants i són un comiat en tota regla, i és per això que avui em fa una mica de mal sentir el Goodnight goodnight, my fallen star de "Traveling Light". És molt tard de matinada, i tinc molta son. Volia escriure només unes ratlles de comiat, com a teràpia, com a exorcisme o com a cura o guariment mateix per la pèrdua d'una de les veus literàries més influents del segle vint. Leonard Cohen ja és a casa sense la seva tristesa, viatja lleuger com sempre feia i, a partir d'ara, si l'he d'imaginar, sempre me'l figuraré en un dels centenars de pisos de la Torre de la Cançó, escrivint nous versos o fent algun dibuixet en un cantó de la seva llibreta. Asseguda al sofà, se'l mirarà la Heather, amb un whisky a la mà i les cames totes blanques de l'hivern.

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BLOCS DE FILOSOFIA » noviembre 12, 2016

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