Serían cien años de María Zambrano. Pero si la sentimos inmortal es por su mensaje cívico, por su actitud ante las dificultades, su fe en la razón, en el vivir más que en el existir. Así lo escribió y así lo leemos hoy, otro catorce de abril
Su ideario: la existencia es lo que hay, la vida lo que esperamos
ANTONI MARÍ - 14/04/2004 - La vanguardia
La colaboración de María Zambrano en la prensa escrita fue una constante en su vida intelectual. Como tantos de sus colegas confió en la capacidad informativa y persuasora de la prensa y desde sus años universitarios dedicó a la publicación periódica las ideas que creía necesario dar a conocer a un público mayoritario, alejado de las diatribas teóricas que se debatían en las aulas universitarias. Sus primeras colaboraciones fueron para ?El Liberal? con una columna, "Mujeres", y para "Nueva España" con artículos sobre la responsabilidad de la juventud universitaria en el nuevo y posible horizonte político español que según la pensadora debía cambiar los modos de actuar y las maneras de expresarse. "Hoja literaria", "Cruz y Raya", "Revista de Occidente", "El Sol", "El Mono Azul", "Hora de España", etc. son algunas de las publicaciones en las que colabora antes de salir para el exilio y donde de un modo explícito expone las esperanzas y los temores que le suscitan su experiencia vital e intelectual y la voluntad de su unificación.
A pesar de ser consciente de vivir en una época de permanente crisis, mantiene una declarada esperanza en la voluntad creadora y una fe capaz de encontrar una "razón" que recoja toda la compleja unidad de lo humano, sin descuidar ninguno de sus atributos. El compromiso de Zambrano trasciende cualquier perfil ideológico y político, a pesar de estar arraigado en ellos, y se sitúa en una perspectiva tan extensa y profunda como lo es el vivir. Lo que busca es la posibilidad de "vivir de otra manera" y para conseguir ese ideal es necesaria una profunda reforma de la razón y una transformación de los hábitos del vivir y de la convivencia. Y a pesar de conocer las resistencias que se oponen a esta transformación, esta creencia se manifiesta en los artículos que oportunamente publica en los momentos más alegres, confiados, dramáticos y trágicos de la historia de la Península Ibérica: con motivo de la proclamación de la República, con el inicio de la Guerra Civil, con la certeza de la derrota republicana, con la experiencia del exilio, con el recuerdo alborozado y doloroso de su experiencia vital, con la reforma del entendimiento y la moral y con el consuelo de la poesía y la escritura. Los artículos de María Zambrano dan precisa razón de su pensamiento y de la vinculación de éste con la existencia y con la vida, distinguiendo la existencia, como el acontecer del tiempo, y la vida, como la proyección del deseo y de la libertad. La existencia es lo que hay, la vida lo que esperamos.
La proclamación de la República representó la esperanza de alcanzar una vida más alta, de dejar de vivir como se había vivido. La República representaba la reforma definitiva, la transformación de la vida; una esperanza que fue cercenada por la guerra y el exilio que representaron el renunciar a la vida y el retorno a la existencia. Queda, sin embargo, la esperanza de la razón "poietica", la que acontece en la reflexión y en la disciplina y la práctica de la escritura. El único lugar, tal vez, para la esperanza.