Ràtio: 0 / 5

Estrelles inactivesEstrelles inactivesEstrelles inactivesEstrelles inactivesEstrelles inactives
 

Consultas individuales, libros y revistas especializados, debates en cafés y hasta catas de vino. La filosofía sufre un boom y sale a la calle para ayudar a entender el mundo.

Rita Abundancia |  Suplemento El PAÍS: 21 de septiembre de 2014

¿De dónde venimos?, ¿quiénes somos?, ¿cuál es el sentido de la vida? Durante mucho tiempo, la tarea de la filosofía fue dar respuesta a éstas y otras preguntas similares. Debates sesudos para intelectuales y material de libros que solo adquirían los más eruditos. Pero en los últimos tiempos la gente ha empezado a recurrir a estas teorías como tabla de salvación, como la única manera de explicar el torbellino en que vive la humanidad, de ayudar a pensar y de dar respuestas. Así, ya existen profesionales como Teresa Gaztelu que hacen lo que se llama praxis filosófica, consultas individuales en las que, como en una terapia psicológica, el filósofo trata junto con su consultante los temas y cuestiones que le preocupan. Según Gaztelu, quien cobra 30 euros por una hora de conversación, «Sócrates entendía la filosofía como algo vivido. Él creía que todo el mundo tiene un conocimiento innato, que se puede sacar a la luz haciendo las preguntas adecuadas». En su opinión, del mismo modo que todos contamos con una psicología, también tenemos una filosofía, que a veces hay que revisar. «A mi consulta vienen personas con problemas recurrentes, como discusiones de pareja o comportamientos repetitivos, o individuos que no tienen conflictos pero sí una sensación de insatisfacción, de vacío. Se preguntan: ¿es esto la vida? La filosofía enseña a alcanzar un pensamiento que no sea confuso ni contradictorio, a plantearse cosas que damos por obvias. Es transformadora y ayuda a sufrir menos. Puede incluso llegar a curar depresiones si éstas no son endógenas», asegura.

El escritor Juan Arnau entra también dentro de esta corriente utilitaria con su último libro Manual de filosofía portátil (Atalanta). Él relaciona este resurgir de la filosofía práctica con la necesidad de tener un maestro. «Los orientales dicen que cada ser humano nace con tres deudas. Una a los dioses, que se paga con ofrendas; otra a los padres, que se salda cuidándoles en la vejez, y otra al gurú. Esta última no se liquida nunca», comenta este autor, para quien una buena definición de la filosofía sería «el arte de saber vivir».

Las editoriales parecen dispuestas a exprimir esta vena introspectiva, sobre todo desde que el filósofo alemán de origen coreano, Byung-Chul Han, se ha convertido en superventas mundial con su libro La sociedad del cansancio. En España, ha vendido ya 15.000 ejemplares y en octubre publicará su último trabajo, Psicopolítica. Raimond Herder, director de la editorial Herder en nuestro país, especializada en psicología y filosofía, opina: «Ya no hay recetas sencillas. Antes, uno era católico, budista o comunista. Ahora, se mezclan y cuestionan muchas creencias e ideologías, por lo que hay que empezar a pensar. Ahí entra en juego esta disciplina».

En febrero de 2011, en plena crisis, Globus Comunicación lanzó Filosofía Hoy, una revista mensual que ahondaba en el arte del pensamiento. Aunque pocos creían en la continuidad del proyecto, hoy en día cuenta con una tirada de 25.000 ejemplares y 10.000 seguidores nuevos diarios en su foro de Facebook. «La forma en que tratamos el tema hace que conecte con el público. Podemos hablar de Mick Jagger o Andy Warhol y relacionarlos con alguna corriente de pensamiento», dice su directora, Amalia Mosquera.

Más allá del papel. La compañía Equánima organiza cursos y talleres de filosofía para empresas y colegios. «Nos enseña a escuchar, a identificar, analizar y replantearnos lo que pensamos y hacemos. En los equipos de trabajo favorece la interacción horizontal, afianza las relaciones y permite la construcción colectiva», comenta Mª Ángeles Quesada, su cofundadora.

Por su parte, los cafés filosóficos –tertulias en bares guiadas por un maestro del tema– ya empiezan a ser habituales en España, al igual que los vinos filosóficos, que incluyen una pequeña cata. «Las democracias modernas no dan participación a los ciudadanos y por eso buscan espacios donde expresarse. La filosofía proporciona herramientas intelectuales para saber lo que pasa», comenta el filósofo Daniel Ramírez, quien organiza este tipo de reuniones en el Café des Phares, en París.

Según el filósofo y escritor Manuel Cruz, «Ortega y Gasset decía: “No entendemos lo que pasa, y eso es lo que nos pasa”, y cuando eso ocurre pueden venir muchas patologías como ansiedad o depresiones». A lo que Juan Arnau añade: «Estamos en el mundo para buscar el conocimiento. Es un error perseguir la felicidad. Solo si tenemos la oportunidad de conocer podremos acercarnos, un poco, a la idea de ser felices».
 

  • No s'han trobar comentaris
Desenvolupat per Komento