No se puede plantear el derecho a la libertad de expresión en abstracto, pues ésta implica fundamentalmente un deber ético de responsabilidad. Esto, en un mundo diverso y multicultural como el nuestro, se traduce en el respeto por las culturas de los demás. No es posible conseguir un mundo diverso basado en la ética de la responsabilidad sin respetar la cultura del otro. La única manera justa de convertir la libertad de expresión en algo sagrado consiste en conceder este mismo estatuto a la ética de la responsabilidad. En caso contrario, la libertad de expresión se convierte en anarquía, en poder del más fuerte. (36)
Sami Naïr, Libertad y sagrado: el caso de las viñetas, en Democracia y responsabilidad (Sami Naïr eds.), Galaxia Gutemberg/Círculo de lectores, Barna 2008