La contradicción no es quizás más que aparente. Sin duda los que ordenan son siempre menos numerosos que los que obedecen. Pero precisamente porque son poco numerosos forman un conjunto. Los otros, precisamente porque son demasiado numerosos, son uno más uno más uno, y así sucesivamente. De este modo, el poder de una ínfima minoría se basa a pesar de todo en la fuerza del número. Esta minoría prevalece con mucho en número sobre cada uno de aquellos que componen el rebaño de la mayoría. No hay que concluir de ello que la organización de las masas invertiría la relación, pues esa organización es imposible. No se puede establecer cohesión más que entre una pequeña cantidad de hombres. Más allá de eso, no hay más que yuxtaposición de individuos, es decir, debilidad.
Simone Weil, Meditación sobre la obediencia y la libertad (1937), Escritos históricos y políticos, Editorial Trotta, Madrid 2007