Hobbes-Kant |
Para que el Estado de derecho llegase a ser posible tuvo que producirse una Khere, una “revolución del pensamiento” que pocos han expresado con mayor contundencia que Nietzsche cuando hablaba de una violenta fundación del Estado a manos de ciertos depredadores de cabellos rubios que hacen política a martillazos, dando así testimonio de que el Estado es cualquier cosa menos un producto espontáneo de la naturaleza: “aquella modificación no fue ni gradual ni voluntaria, y no se presentó como un crecimiento orgánico en el interior de nuevas condiciones, sino como una ruptura, un salto, una coacción”. De la misma manera que Hobbes, Nietzsche estaba declarando que existe una diferencia de naturaleza entre la guerra y la paz, y que por tanto no es posible pasar “gradualmente” de la una a la otra (Genealogía de la moral, tratado segundo, §11).Aunque a Hobbes se le acusa a menudo de practicar el “mecanicismo social”, nada en verdad menos mecánico ni más sobrenatural que este prodigio en virtud del cual la suma de fuerzas centrífugas de la multitud precivil se convierte en la unidad política del cuerpo civil de un Estado. Puestos a hablar de “estado de excepción” o de “decisión soberana”, tendríamos aquí una perfecta ilustración de algo –el estado civil- que se constituye como una genuina “excepción”, que carece de precedentes en la naturaleza y que no puede ser “deducido” de ella. Por eso Hobbes declara nulo de pleno derecho cualquier orden jurídico-moral anterior al pacto (…) Por tanto, no es del todo cierto que Hobbes conciba la “legislación civil” a imagen y semejanza de las leyes de la naturaleza, porque Hobbespreviamente ha dibujado una “naturaleza” (la del “estado de naturaleza”) que ya no es la de los físicos.
Política sin amigos
José Luis Pardo, Estudios del malestar. Políticas de la autenticidad en las sociedades contemporáneas, Anagrama, Barcelona 2016