ITe equivocarás escandalosamente. Te desbordarán la complejidad de las situaciones, de las palabras y las personas. Como todas las cosas son “reflejo” de una idea, las apariencias engañan.
IITropezarás vergonzosamente con tus prejuicios, con ideas preconcebidas. Por mayor que seas, te verás obligado a esforzarte en las ocasiones nuevas que se nos brindan para aprender otras ideas.
IIIAparte de las sorpresas externas, surgirán dentro de ti sentimientos inesperados, para los cuales no estamos siempre preparados. Por fuera y por dentro, brotarán experiencias que te obligarán a cambiar.
IVEl asombro, la vergüenza y el miedo, se ha dicho, son los más antiguos amigos del conocimiento. También la cólera y, naturalmente, el amor eventual por lo que surge, sean rostros, paisajes, animales o palabras.
VSentirás que a veces tu alma no cabe en tu cuerpo, ni en la vida que haces, como si fueras prisionero de lo que elegiste o de aquello a lo que cediste. De ahí nuestro agotador deseo de viaje, de cambio, incluso de fuga.
VILas verdades surgen por fuera de la caverna en la que siempre estamos; a golpe de sorpresa, también en el terreno de los sentimientos. De vez en cuando será preciso escalar, decía un maestro de la Edad Media, hasta “la cima del propio corazón”.
VIITendrás que desconfiar de la multitud, de las opiniones establecidas por mayorías y minorías. Ellos también, cuando tomes distancias, te mirarán de reojo. Si entras en una verdad nueva, algunos amigos te dejarán solo.
VIIIY sin embargo, para ser fiel a tu infancia, no puedes dejar de andar. Recuerda: stayhungry. Mantente en camino, como un principiante. No todos los amigos resistirán tus cambios. Pocos quedarán: cuídalos.
IXNadie es bueno. Nadie es malo. La peor de las personas sigue siendo humana; la más amable de ellas esconde también un monstruo. Valorarás moralmente a los hombres por cómo se relacionen con tu escandalosa diferencia. Con lo difícil que es vivir, hay que tener amigos hasta en el infierno.
XComprobarás que la inteligencia no depende de la cultura, sino del valor corporal para admitir lo nuevo que llega. Ahí reside el genio y la generosidad de la intuición, su agilidad casi muscular.
XINadie es más que nadie. Seas como seas, tendrás que buscar lo que amas, aquello sin lo cual no podrías vivir. Cultiva la fuerza de tus ideas y tus convicciones. En ese punto, nadie sabe lo que puede un cuerpo.
XIIApenas imaginamos lo que llegaremos a tener que comprender. Dondequiera que vayamos, la sombra de una misma pregunta volverá. Tendrás que aceptar el enigma que eres, aquel que hace que incluso la muerte llegue a ser tolerable.
Ignacio Castro Rey, Platón como adivino, fronteraD 19/11/2016