![]() |
Durante dos milenios, la tradición filosófica consideró que el universo era eterno y no cambiaba. Aristóteles lo dijo con claridad y sus ideas dominaron el pensamiento occidental por más de dos mil años. Creía que las estrellas están hechas de una materia imperecedera y que los paisajes del cielo son inmutables. Hoy sabemos gracias a los instrumentos modernos, que se equivocó. Las estrellas nacen y mueren después de vivir varios millones o miles de millones de años. Brillan porque queman su carburante nuclear y se extinguen cuando éste se les agota.
Hubert Reeves, La historia más bella del mundo, pàgs. 20 i 26