Un nihilista es una persona que no cree en nada. La palabra viene de la raíz “nihil” que significa justamente “nada”.
Pero ¿quiénes son los nihilistas? ¿Hay muchos en el mundo? Y más importante para todos nosotros, ¿son peligrosos los nihilistas por no creer en nada?
En efecto, los nihilistas son personas muy negativas, muy pesimistas. Han llegado a la conclusión de que la vida carece de sentido. Se preguntan: “¿para qué vivir?. Y su respuesta es: “nada vale la pena”.
Podrían ser suicidas, pero sólo en algunas circunstancias lo son. Son personas que repudian la vida, y puesto que siguen viviendo, la odian, están resentidos.
Su resentimiento viene de haber vivido primero con arreglo a ciertas metas. Metas exteriores, elaboradas y propuestas desde fuera de ellos mismos. Según Albert Camus, las dos grandes metas con arreglo a las cuales se ha orientado la experiencia de los occidentales han sido Dios y la Historia. Dios es una meta de salvación en el más allá. La Historia es una meta en este mundo: muchos revolucionarios han creído en un desarrollo inexorable de la Historia y se pusieron a su servicio.
Tanto Dios como la Historia son metas construidas imaginariamente en el más allá o en un futuro radiante. Cuando se deja de creer en estas metas, la tentación de repudiar la vida es muy fuerte. Cuando los nihilistas se preguntan “¿para qué la vida?”, desvelan su costumbre de la meta y su protesta contra el mundo por no contestar con otra meta. Tan habituados están a las grandes metas que, como decía Nietzsche, prefieren creer en la nada antes que no creer en nada.
Los nihilistas pueden ser peligrosos. Han sustituido la fe por el odio y el resentimiento. Hitler y sus secuaces eran nihilistas en este sentido. El daño y el sufrimiento que ocasionaron se debe al hecho de que no dejaron de actuar a pesar de no creer en la vida.
Por eso Nietzsche piensa que la creencia en metas exteriores a uno mismo es ya un paso dentro del nihilismo.
Maite Larrauri, Para todos la 2: "Nihilismo", fronteraD, 30/04/2015