«Guerras Púnicas aparte, me han acusado de todo lo sucedido en Italia. En el transcurso de los años, me han honrado con numerosos apodos: el Divino Giulio, la Primera Letra del Alfabeto, el Jorobado, el Zorro, Moloch, la Salamandra, el Papa Negro, la Eternidad, el Hombre de las Tinieblas, Belcebú. Pero nunca me he querellado, por un sencillo motivo: poseo sentido del humor. Y poseo otra cosa: un gran archivo, ya que no tengo mucha imaginación. Y cada vez que menciono ese archivo, quien debe callar, calla. Como por arte de magia».
En Jorge Bustos