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Vía Instant Joy
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| Xavier Trias |
El neoliberalismo no es sólo una ideología que defienda la retirada del Estado, su desmantelamiento a favor del mercado, o un dejar hacer a la “mano invisible” del capitalismo financiero. Tal como ya lo ha demostrado Michel Foucault, en “ el nacimiento de la biopolítica”, y actualmente Christian Laval y Pierre Dardot, el neoliberalismo, a diferencia del liberalismo clásico o el neoconservadurismo, es una construcción positiva, que se apropia no sólo del orden del Estado, sino que es un permanente productor de reglas institucionales, jurídicas y normativas, que dan forma a un nuevo tipo de “racionalidad” dominante. Esta racionalidad actualmente se ha adueñado de todo el tejido institucional de la llamada Unión Europea, en la consumación final de su estrategia de dominación. El neoliberalismo no es sólo una máquina destructora de reglas, si bien socava los lazos sociales, a su vez su racionalidad se propone organizar una nueva relación entre los gobernantes y los gobernados, una “gubernamentabilidad” según el principio universal de la competencia y la maximización del rendimiento extendida a todas la esferas públicas, reordenándolas y atravesándolas con nuevos dispositivos de control y evaluación: como insistió Foucault, explicando la génesis del neoliberalismo, es la propia población la que pasa a ser objeto del saber y el poder.IIRemarcando entonces el carácter “constructivo” del neoliberalismo y no sólo su faz destructiva, o insistiendo en el orden que se pretende hacer surgir a partir de sus destrucciones, se puede mostrar que las técnicas de gobernación propias del neoliberalismo tienen como propósito, en consonancia con la racionalidad que lo configura, producir, fabricar, un nuevo tipo de subjetividad. A diferencia del sujeto moderno, diferenciado en sus fronteras jurídicas, religiosas, institucionales, etc., el sujeto neoliberal se homogeneiza, se unifica como sujeto “emprendedor”, entregado al máximo rendimiento y competencia, como un empresario de sí mismo. Un empresario de sí mismo que, a diferencia de los “cuidados de sí” clásicos o modernos que apuntaban, en el caso clásico, a protegerse de los excesos, en el caso moderno, a buscar la mejor adaptación o alienación soportable, el empresario de sí, el sujeto neoliberal, vive permanentemente en relación con lo que lo excede, el rendimiento y la competencia ilimitada.IIILas técnicas de gestión, los dispositivos de evaluación, los coach, los entrenadores personales, los consejeros y estrategas de vida son el suplemento social del sujeto neoliberal producido por los dispositivos de la racionalidad neoliberal. El sujeto neoliberal, viviendo fuera de su límite, en el goce de la rentabilidad y la competencia y estableciendo consigo mismo la lógica del emprendedor está a punto de fracasar a cada paso. El stress, el ataque de pánico, la depresión, “la corrosión del carácter”, lo precario, lo líquido y fluido, etc., constituyen el medio en que el sujeto neoliberal ejerce su propio desconocimiento de sí, con respecto a los dispositivos que lo gobiernan. Esos dispositivos que le reclaman que sea “el actor de su propia vida”, el que racionaliza su deseo en la competencia y en la técnica de conducirse a sí mismo y a los demás Este es ahora el verdadero “management del alma” del que habló Lacan en los ’50 y ahora se consuma.IVEl neoliberalismo se propone como la racionalidad actual del capitalismo. Podemos afirmar que su racionalidad cumple con lo analizado por Heidegger con respecto a las “estructuras de emplazamiento” del ser propias de la técnica, que provocan en el ser humano una presentación de su existencia en forma de cálculo de sí, o con lo planteado por Lacan en el Discurso Capitalista, donde el sujeto ya sólo está condicionado por la “plusvalía” de goce. El fin último del neoliberalismo es la producción de un sujeto nuevo, un sujeto íntegramente homogeneizado a una lógica empresarial, competitiva, comunicacional, excedida todo el tiempo por su performance. Sin la distancia simbólica que permita la elaboración política de su lugar en los dispositivos que amaestran su cuerpo y su subjetividad.V¿Pero se puede producir enteramente al sujeto? ¿Tienen los dispositivos el poder y la fuerza material para secuestrar al sujeto y volverlo un “neosujeto” emprendedor de sí? He aquí uno de los grandes debates contemporáneos: ¿el sujeto es meramente una producción histórica efectuada por los dispositivos del poder y el saber, como piensan los foucaultianos? O, como han pensado Freud, Heidegger y Lacan, hay ciertos elementos en la propia constitución estructural del sujeto, que ningún orden político-histórico puede integrar al menos en forma total y definitiva. La posible lucha contra el neoliberalismo depende de esta cuestión: ¿qué hay en el advenimiento del sujeto en su condición mortal, sexuada y mortal que no pueda ser atrapado por los dispositivos de producción de subjetividades específico del neoliberalismo?VILatinoamérica es actualmente, en alguno de sus países, la primera contraexperiencia política con respecto al orden racional dominante en el siglo XXI. El neoliberalismo se extiende no sólo por los gobiernos, circula mundialmente a través de los dispositivos productores de subjetividad. Por ello a Latinoamérica le corresponde la responsabilidad universal de ser el lugar donde se pueda indagar todo aquello que en los seres hablantes mujeres y hombres no está dispuesto para alimentar la extensión ilimitada del sujeto neoliberal.
Oigo continuamente por ahí que hay inflación de textos y mensajes; que el ruido en las redes sociales es cada vez mayor y más insoportable; que todo el mundo habla y escribe en los foros; que a cualquier fulano le da por opinar en un blog. El tuiteo continuo y constante banaliza la realidad y deja por el ciberespacio un detritus de inútil palabrería. Las voces se confunden entre miles y miles de ecos. ¡Eco de ecos, el paroxismo de la entropía!
La Iglesia está de moda. También la religión, aunque sea como fenómeno sociológico que estudiar, o como institución de la que sospechar, o sobre todo como fuente pretendidamente infalible de moral práctica. Porque en su variante crítica procura una doctrina para liberar al ser humano de la injusticia desde ya. Y en su variante tradicional, para controlarle y consolarle, tal como predica el papado.

Declaracions del conseller Mascarell a El Punt-Avui. L’únic que val la pena és la fotografia que acompanya l’entrevista: un home aclaparat, que s’ha tret les ulleres i s’apreta l’entrecella. Parla en futur, de plans, del que farem, del que està en estudi… i el lector no pot deixar de pensar en les proclames de confiança en el futur esplendorós, tan típiques dels grans derrotats. El lector i el conseller saben perfectament que la cultura, l’espinada mateixa del projecte nacional català durant 150 anys, ha petat. Uns quants milers de joves llicenciats i en atur senzillament no es creuen res del que pugui dir ningú (i menys encara el conseller Mascarell) sobre cultura. Massa dolor. Massa dolor inútil.
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| by Fernando Vicente |
Esta función retórica de la filosofía es algo que, por desgracia, ha ido echando al olvido la filosofía contemporánea acaso por el vano achaque de querer parecerse a la ciencia. Los dos últimos libros de filosofía realmente influyentes, Teoría de la justicia de Rawls (1971) y Teoría de la acción comunicativa de Habermas (1981), son ambos piezas literariamente muy negligentes, áridas, técnicas, secas y demasiado prolijas, que reclaman un lector especializado y muy paciente dispuesto a acompañar al autor en todos los tediosos meandros intermedios que preceden a las conclusiones, ciertamente susceptibles de ser presentadas con mayor claridad, brevedad y atractivo. Lejos quedan los tiempos en que los filósofos —Russell, Sartre— merecían el premio Nobel de Literatura.
3 En ausencia de gran filosofía, lo que con el nombre de filosofía encontramos en estos últimos treinta años se compone de una variedad de formas menores que serían estimables y aun encomiables si acompañaran a la forma mayor pero que, sin el marco comprensivo general que sólo ésta suministra, acusan la insuficiencia de dicha orfandad teórica.
4 La tesis era que en estos últimos treinta años no ha habido gran filosofía por la deserción de su misión histórica consistente en proponer un ideal. Varios factores culturales parecen haber conspirado para causar este resultado deficitario.
Potser sigui una mica pretensiós amb el que diré, però les últimes generacions de pares i mares hem abusat d’ un tipus de sanció que hem aplicat al nostres fills quan desafiaven la nostra autoritat: per no ser titllats de pares opressors i agressius, substituïren el pam-pam al cul pel racó de pensar. Quan el nen o la nena fenien alguna rebequeria, castigats al racó de pensar. El pensar com a substitut d’una bona nata, era la recomanació que psicòlegs i pedagogs oferien a les famílies per disciplinar la prole. Com volem que el ciutadà pensi, si ha estat educat perquè associï el pensar a una sanció que per civilitzada era el que era, una sanció. El pensament acaba sent una reacció condicionada a un acte dolent. Quina forma de malbaratar una capacitat humana, reduïda a una forma de repressió benigna. Gràcies psicologia. Gràcies pedagogia. Heu aconseguit així, d’una forma subtil, matar la mare filosofia. Si no els haguéssim fet cas, poder tindríem persones que haurien canalitzat els seu traumes a través del pensament i la literatura. Ara com a venjança, toca enviar al racó la filosofia.